Santa María de Eunate, «the house of the hundred doors»

Tras cruzar desde Francia a España por el paso montañoso de Somport, Georgiana se adentra en Aragón. En Zaragoza, pero sobre todo en Huesca, visita, menciona y describe diversas construcciones religiosas y civiles. No pocas se encuentran en ruinas, como el hospital de peregrinos de Santa Cristina, el balneario de Tiermas y el castillo de Monreal de Ariza. Su ojo analítico se centra en la catedral de Jaca, la iglesia de Santa María de la Serós, la abadía de San Juan de la Peña, dado el peso que tienen en el Románico hispano, y en menor medida en las ruinas del balneario de Tiermas y del castillo de Monreal. Cuando el relato llega a Navarra el número de páginas aumenta con análisis de localizaciones tan relevantes para el arte medieval como el monasterio de San Salvador de Leire, la villa de Sangüesa y su iglesia de Santa María la Real, la iglesia de San Saturnino de Pamplona y la basílica de la capital navarra.

En Pamplona la profesora King compra una postal de la iglesia de Santa María de Eunate, cuya fotografía inaugura el corpus gráfico de The Way of Saint James. Es, a su parecer, todo lo que queda de una encomienda templaria al borde del Camino de Santiago. Desea verla a toda costa hasta, pese a estar «quite isolated in the broad and fertile valley of the Izarbe». Aunque su castellano es deficiente logra hacerse entender enseñando la fotografía en la taquilla de la diligencia de Puente la Reina. Desde allí acude a aquel destino apartado en una suerte de calesa. A través de los párrafos define perfectamente el aislamiento de la iglesia en la inmensidad del campo al asegurar que es como «a boulder in a mountain pasture», afirmando que el cura «comes seldom» y las labradoras del lugar tampoco se molestan en cruzar el páramo para «to say a prayer».

Lo primero que señala del inmueble es el octógono irregular que dibuja su planta que, según le han comunicado a la autora, tiene su precedente lejano en Asia Menor. Afirma conocer mejor las iglesias circulares que las poligonales y pone como ejemplos semejantes a Eunate dos capillas francesas, las de los templarios de Laon y de Saint-Clair d’Aiguilhe, esta última cerca de Le Puy-en-Velay, y la iglesia de la Vera Cruz de Segovia. En su opinión esta tipología arquitectónica es inherente a la Orden del Temple. También cita la iglesia del Santo Sepulcro de Torres del Río y la de San Marcos de Salamanca. Es concebible, puntualiza, que el plan central llegara de oriente, no obstante las columnas, los arcos, las molduras y los capiteles son autóctonos.

Iglesia de Santa María de Eunate. Georgiana Goddard King, The Way of Saint James, vol. 1, 1920, p. 231.
Chapelles des Templiers de Laon (Foto Pline CC BY-SA 3.0) et de Saint-Clair d’Aiguilhe (Foto Torsade de Pointes)
Iglesias de la Vera Cruz de Segovia (Foto Carlos Delgado CC BY-SA 3.0), Santo Sepulcro de Torres del Río (Foto Paul Maeyaert CC BY-SA 3.0) y San Marcos de Salamanca (Foto Hugh Llewelyn CC BY-SA 2.0)

En el alzado exterior de la nave y el ábside destaca las columnas adosadas con sus capiteles, los canecillos de la cornisa, las ventanas provistas de jambas y los arcos ojivales ciegos trazados en los muros. El tejado se cubre con losas de piedra superpuestas y el abandono hace brotar la maleza, bien patente en la fotografía. En el centro de la cubierta se dispone una espadaña con una sola campana, «that on the outside rather spoils the proportions but was once the base of a belfry». Aclara que la portada de entrada «is now at the west» y que existe otro acceso en el norte «blocked up on the inside by a wardrobe». Cuando alude a los programas decorativo y escultórico es más selectiva. La considera de estilo local -o regional- por la hilera de «human grotesques» labrada en una de las arquivoltas y el motivo de entrelazado de los capiteles, comparándola con las portadas de las iglesias de San Miguel de Estella y del Crucifijo de Puente la Reina. Es probable que se haya confundido de portada en esta última localidad navarra y que en realidad se trate de la iglesia de Santiago.

Portadas de las iglesias de Santa María de Eunate (Foto José Luis Filpo Cabana CC BY 3.0), San Miguel de Estella y Santiago de Puente la Reina (Foto José Luis Filpo Cabana CC BY 3.0)

En el interior una escalera de caracol asciende hasta el tejado encerrada dentro de una caja que se proyecta hacia el exterior en forma de prisma cuadrangular. En la foto editada en el libro no figura la torrecilla que a día de hoy protege el final de la rampa, que por lo tanto es posterior al viaje de Georgiana. Estamos, pues, ante un documento gráfico que muestra el estado anterior al actual. El bisturí analítico de la historiadora norteamericana la hace sumamente incisiva en sus explicaciones, como demuestra en los comentarios que realiza de la nave y la capilla mayor. En la primera hace referencia a la superposición de columnas unidas a los ángulos de los paramentos, que a su vez sostienen los nervios a dos alturas que se cruzan en la clave de la bóveda. En esta última se rasgan aberturas poligonales que propician la entrada de luz, «now covered by the rooftiles». Disecciona el presbiterio con idéntico detallismo, salientando el doble arco triunfal que descarga su peso sobre columnas empotradas en el muro, así como una bóveda idéntica a la de la nave, cuyos nervios descansan sobre columnas embebidas, todo ello sustentado por una arquería ojival arrimada a la pared y apoyada de nuevo sobre columnas embutidas en la misma. Asimismo, califica como «upper arcade» la sucesión de ventanas y nichos ciegos de medio punto dispuestos entre las columnas. La mayor parte de los capiteles albergan figuras vegetales. Algunos presentan «interlaced grotesques» y otros se acercan ya al Gótico temprano. Termina su relato del interior de Eunate aludiendo a su Virgen medieval. Dice que desconocía la existencia de esta theotokos y la mujer que le abrió la iglesia «did not trouble to mention her». Antes de salir y examinar la portada occidental tilda el edificio de robusto «albeit clumsy».

Tan excepcional como la forma de la planta es el «amazing octogonal cloister» que rodea la iglesia. Considera que el claustro ha sido concebido para estar descubierto, pese a que cuando visita el monumento se lo encuentra techado con tejas. Le resulta difícil recordar un paralelo adecuado para este extraño recinto y solo alcanza mencionar el claustro del monasterio de San Juan de Duero, en Soria, pero aunque ya en tiempos de Georgiana estaba destechado tuvo «timber roof and the cloister ran around inside an enclosing wall». Recalca que únicamente tres de sus lados conservan columnas pareadas y capiteles, siendo sumamente lacónica en la identificación de los temas esculpidos en ellos. Tan solo indica que uno de ellos muestra motivos orientales, en otro cree ver imágenes de templarios y en el resto se labran figuras entrelazadas y formas vegetales. Sobre este claustro se hace eco de una «interesting sugestion» lanzada por Vicente Lampérez y Romea en su Historia de la arquitectura cristiana española en la Edad Media. El arquitecto madrileño considera, como la profesora King, que el claustro de Eunate estaba descubierto. Fundamenta su teoría, primero, en la idea de que las edificaciones circulares medievales proceden en última instancia del Santo Sepulcro de Jerusalén. En segundo lugar, cimenta su hipótesis en el hecho de que San Jerónimo habla de un atrio concéntrico despejado en torno a la iglesia que alberga la tumba de Cristo. Dicho esto, argumenta que los templarios que fueron a Tierra Santa traerían de allí el concepto de claustro para ejecutarlo en Eunate. Esta conjetura convertiría la arcada en «the inner side of a gallery that surrounded the church which would stand, then, in the centre of a wide cloister».

FRANCISCO JAVIER NOVO SÁNCHEZ

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